'Objetivo Londres': Rusia intensifica sus acusaciones contra el Reino Unido en un momento de inestabilidad interna

El primer ministro británico, Boris Johnson, con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en una nueva visita a Kiev.
El ex primer ministro británico, Boris Johnson, con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en una nueva visita a Kiev.
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El primer ministro británico, Boris Johnson, con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en una nueva visita a Kiev.

"Tales acciones no pueden quedarse como si nada. Por supuesto, evaluaremos los pasos a dar. No hay duda al respecto. Es imposible actuar de otra manera". Estas palabras, amenazantes, salen de Rusia con destino el Reino Unido para culpar a Londres de todos los males. Moscú ha ido acumulando acusaciones contra los británicos por, primero, lanzar ataques con drones sobre su flota en el Mar Negro y también por sabotear los gasoductos Nord Stream, unas acciones que, eso sí, son culpa del Kremlin según las investigaciones de los países nórdicos.

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, fue muy rotundo a este respecto: "Tenemos información de que el Reino Unido tiene relación con el acto de sabotaje o, como decimos en Rusia, el ataque terrorista contra infraestructuras energéticas críticas, que no es una infraestructura rusa, sino una internacional". 

El dedo señalador. Las acusaciones no son banales, pero además se dan en un momento de los más delicados en la historia reciente de Londres: inestabilidad interna, tres primeros ministros en dos meses y una crisis a cuestas que ningún líder hasta ahora ha sido capaz de capear.

El pasado sábado la flota rusa en el Mar Negro sufrió una serie de ataques, concretamente en Sebastopol, y la guerra dio un giro más con Moscú saliéndose del acuerdo de importación de grano alcanzando con Ucrania.

Ahora Turquía, eterno mediador, trata de recuperar el pacto mientras Moscú pone el foco en Occidente y avisa de que solo "una victoria total" suya en el conflicto prevendrá al mundo "de una guerra global". Al mismo tiempo, los hombres de Putin no se olvidan del golpe a los gasoductos que, dicen, no cuentan con su implicación.

"La explosión arrancó un tramo de tubería de 40 metros y separó los extremos del gasoducto en 259 metros. El pedazo de tubería arrancado se dobló 90 grados y fue despedido a una distancia de 40 metros en dirección al Nord Stream 2, que también por lo visto recibió daños a consecuencia de esta explosión, las esquirlas y los restos de la tubería", resumió Peskov, al tiempo que volvía a implicar al Reino Unido. En este sentido, Rusia considera que "el silencio -de los aliados occidentales- es inadmisible" y pide una investigación "que analice todo muy de cerca".

En el otro lado, Londres trata de volver a la estabilidad. Rishi Sunak acaba de asumir el cargo de primer ministro sin tiempo que perder y con la sombra de un bulo que implicaba a Rusia en el hackeo del móvil de su predecesora, Liz Truss. En sus llamadas, según publicaron algunos medios, Moscú habría interceptado información importante respecto a la guerra en Ucrania. 

Pero Downing Street no cede a las presiones ni a las acusaciones y mantiene su apoyo a Kiev. Tanto es así que ha aprobado destinar unos siete millones de euros para reforzar la ciberdefensa ucraniana frente a Rusia.

Juntos nos aseguraremos de que el Kremlin es derrotado en todas las esferas: tierra, aire y ciberespacio

"Juntos nos aseguraremos de que el Kremlin es derrotado en todas las esferas: tierra, aire y ciberespacio", aseveró el Gobierno británico. El Reino Unido, de hecho, es uno de los aliados más firmes de Ucrania: Boris Johnson, ya fuera del foco, sigue siendo el líder occidental que más veces ha viajado a ver a Volodimir Zelenski, y el propio presidente ucraniano fue la primera llamada de Truss cuando llegó al cargo. Sunak sigue en esa misma línea. 

Y Rusia quiere erosionar ese respaldo y también la credibilidad de un país, el Reino Unido, que tiene ya demasiados frentes abiertos.

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